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Limako Arantzazu Euzko Etxea - Lima Basque Center

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Cien Años cumple en el Perú la misión pastoral vasca de la Congregación Pasionista

Monseñor Miguel Irizar Campos. Carta Pastoral “Enviado a dar la buena nueva”


ENVIADO A DAR LA BUENA NUEVA

(CARTA PASTORAL)



Índice:

1.El Señor me ha llamado

2.Mi lema episcopal

3.Mi servicio episcopal

4.Iglesia del Callao en estado de misión

5.A quién anunciamos el Evangelio

6.Quién evangeliza

7.La Iglesia al servicio del Evangelio

8.Envío misionero

9.Fuerza oculta de la misión

10.No me olvido de los pobres.



Índice temático:

Bautismo

Buena Nueva (Evangelio)

Carisma

Católico

Clero/Sacerdote (orden sacerdotal)

Conversión

Comunidad

Comunión

Cultura cristiana

Diócesis

Evangelización

Iglesia

Inculturación

Laico

Misión

Movimientos Apostólicos

Obispo

Parroquia

Pobres

Promoción Humana

Religiosos

Santidad

Sectas

Servicio

Solidaridad



«ENVIADO A DAR LA BUENA NUEVA»

(CARTA PASTORAL)

 División por temas:

El orden sacerdotal: vocación al servicio (EG)
1.1. El Señor me ha llamado

1.2. Mi lema episcopal

1.3. Mi servicio Episcopal



II. La Iglesia evangelizadora

2.1. Iglesia del Callao en estado de misión

2.2. La iglesia al servicio del Evangelio



III. El servicio evangelizador

3.1. A quien anunciamos el Evangelio

3.2. Quien evangeliza



IV. La misión apostólica

4.1. Envío misionero

4.2. Fuerza oculta de la misión



V. La solidaridad

No me olvido de los pobres



LA IGLESIA EN COMUNIÓN PARA LA EVANGELIZACIÓN

Iglesia del Callao en estado de misión

La iglesia del Callao se encuentra como en un estado de misión debido a la evangelización, al anuncio del Evangelio que debe dar a todos los fieles chalacos para que se conviertan, se acerquen más al Señor y hagan vida su ser hijos de Dios.

Para realizar esta misión es necesaria la participación de los laicos, que en su mayoría pertenecen a los movimientos apostólicos de la diócesis. Ellos deben poner al servicio de la Iglesia su carisma particular, para enriquecerla y convertirla en un testimonio claro de comunión fraternidad. A través de esta colaboración se podrá plasmar la operación contacto, que consiste en salir al encuentro de nuestros hermanos que tienen una vinculación débil y precaria con la Iglesia para que tengan una mayor participación y comunión con su Iglesia.

Además, para ello se está diseñando un plan extraordinario de evangelización y acción misionera.

Toda esta obra y este plan de formar un Iglesia Misionera del Callao está puesta en manos del Señor.

El estado en que se encuentra la Iglesia chalaca no puede ser ajeno a nuestra vocación cristiana que está marcada por el dinamismo del bautismo que nos impulsa a proclamar el mensaje reconciliador del Señor y más aún por el acento de nuestra espiritualidad, que es el de conformarnos con el Hijo de Santa María, para llevar la Buena Nueva a todas las realidades.

Una característica fundamental a la que también estamos convocados es la de promover una vida fraterna y una vida de comunión tanto al interior como al exterior nuestro, unida por la fe y la caridad que son dones que Dios nos da para alimentar y acrecentar a la Iglesia.

Leer las siguientes citas bíblicas: 1 Cor 12,7-10; 12,24-26

La iglesia al servicio del evangelio

La Iglesia que tiene la misión de transmitir al Señor Jesús y su mensaje a todos los hombres, se encuentra al servicio del Evangelio, y para ello necesita de parroquias reestructuradas, movimientos apostólicos revitalizados, junto con planes pastorales creativos y dinámicos.

Se hace necesario para ejercer esta labor la comunión y coordinación entre los sectores de la iglesia con el fin de cumplir lo propuesto por la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano realizada en Santo Domingo: nueva evangelización, promoción humana y cultura cristiana. En esta colaboración interna debe tenerse presente la corresponsabilidad en todas las áreas que implican el crecimiento en la tarea evangelizadora, con el propósito de contrarrestar a la sectas.

Es fundamental que en todos los miembros de la Iglesia debe haber un espíritu evangelizador y misionero que nace de la vocación a la santidad que todo cristiano posee desde el estado particular que le ha tocado vivir. Esta vocación conlleva a que la iglesia sea comunión para la misión tanto hacia adentro como hacia afuera: Iglesia somos todos y sus necesidades son nuestras.

Esto llevará a que se vuelva a la fuente de nuestra vocación cristiana, que es el descubrirnos desde nuestra dignidad bautismal, el ser amados y reconciliados por el Señor Jesús, que impulsará a abrirnos a las necesidades de los demás.

Como miembros de la Iglesia, el aporte de nuestra espiritualidad que ha nacido por obra de Dios en este tiempo, convirtiéndose en respuesta para los tiempos actuales, debemos salir al encuentro de este reto de llevar el mensaje reconciliador desde la líneas generales dadas en Santo Domingo y que de alguna manera son los acentos que se asemejan a los nuestros, los cuales son una nueva evangelización, una promoción humana integral y una inculturación del Evangelio para formar una cultura cristiana.

Esto nos impulsa a dar un testimonio de comunión fraterna, de santidad de vida, de solidaridad con los más necesitados, para ser esa fuerza y renovación que necesita nuestra iglesia para cumplir su razón de ser: iglesia evangelizadora.

 Leer las siguientes citas bíblicas: 1 Cor 10,17; Gal 3,27-28; Fil 3,12-16; Col 3,12-15

 EL SERVICIO EVANGELIZADOR

A quien anunciamos el Evangelio

Al estar a puertas el Tercer Milenio, nos apremia el mandato del Señor Jesús de anunciar el evangelio a todos los hombres, sin exclusión de raza y status, en donde un signo de los tiempos es el de preocuparnos de una manera especial por el anuncio hacia lo más pobres.

Esta evangelización debe partir del anuncio del Kerygma, de transmitir que Jesús es el Hijo de Dios que ha venido a dar su vida por nosotros (I Cor 15,3-5). Para lo cual se hace imprescindible que nos demos cuenta cuáles son nuestra fallas y defectos de nuestra propia predicación y catequesis, y cúal es nuestra manera de acoger a hermanos que necesitan de una atención especial como los desplazados y migrantes, por razones de la pobreza, el terrorismo, la violencia y el narcotráfico; que impiden que llegue a penetrar este mensaje en el corazón de los hombres y además que respondamos a los nuevos retos que se nos presentan.

El estar en una permanente evaluación y autocrítica de nuestros métodos y nuestro compromiso cristiano va a permitir que el Evangelio pueda ser transmitido con claridad y llegue al corazón de todos los hombres. Como el mismo Santo Padre lo manifiesta al decir que la nueva evangelización sea nueva en sus métodos, nueva en su ardor y nueva en su expresión. La constante comparación con la evangelización que hacia el Señor Jesús se hace fundamental para que la nuestra se haga de igual manera, con radicalidad, con entrega, con servicio y con caridad.

Citas Bíblicas para meditar: Jn 15,4-5.10; Col 3,23-24

Quien evangeliza

Uno de los objetivos fundamentales de la nueva evangelización planteados por los Obispos de Santo Domingo, es construir una Iglesia y comunidades eclesiales. Ellas tienen la responsabilidad de evangelizar y ser sujeto de la evangelización. Así lo decía el Papa Juan Pablo II: «Ciertamente urge en todas partes rehacer el entramado cristiano de la sociedad humana. Pero la condición es que se rehaga la cristiana trabazón de las mismas comunidades eclesiales que viven en estos países y naciones» (CL. 34).

Hay comunidades, pero necesitan ser evangelizadas, es decir deben ser comunidades evangelizadoras permanentemente evangelizadas, porque sin una constante retroalimentación del mensaje del Señor y actitud de conversión la evangelización no será eficaz. Es así que la nueva evangelización ha de comenzar por nuestras propias comunidades, como dice el Santo Padre: «esta nueva evangelización…está destinada a la formación de comunidades eclesiales maduras, en la cual la fe consiga liberar y realizar todo su originario significado de adhesión a la persona de Cristo y a su Evangelio, de encuentro y de comunión sacramental con El, de existencia vivida en la caridad y en el servicio».

La Iglesia es sierva humilde y fiel del Evangelio al nacer de la misión del Señor Jesús que es la de proclamar su Buena Nueva. Ella es como un sacramento o signo e instrumento de íntima unión con Dios y de todos los hombres (LG1). Ella tiene como modelo a la Madre del Señor, a Santa María, quién dice: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38) y quién indica a todos los hombres: «Haced lo que él os diga» (Jn 2,5).

La constante renovación de nuestra vida cristiana tiene su raíz en el crecimiento de ser cada vez más santos y como consecuencia de convertirnos en apóstoles que estemos a la altura de los retos que surgen con el transcurrir del tiempo. Esto no es sólo es un derecho sino una obligación que nace de nuestro compromiso con el Señor, de quién hemos formado parte de su Cuerpo Místico desde el bautismo y se ha reafirmado en la confirmación.

Es una obligación que se hace servicio y entrega a los hermanos, porque nace del amor trinitario. Esta generosidad y atención a los hermanos la podemos ver en María, quién fue la primera cristiana.

Citas bíblicas para meditar: Mt 10,26-27; Lc 9,57-62, Jn 17,14-17; Lc 1,44

LA SOLIDARIDAD

No me olvido de los pobres

Nosotros los seguidores del Señor estamos invitados por la Iglesia a reinterpretar y actualizar el gesto profético de Jesús, a tomar el libro del evangelio, a leer ante todo el mensaje gozoso del Señor y a revivir conmovidos, con humildad y creatividad el contenido de alegría, de liberación y de gracia. (ver Lc 4,16-19. Cfr Is 61,4).

Hay que ver la imagen del Señor Jesús Crucificado en los pobres, los desocupados, los jóvenes sin oportunidades, los jubilados y cesantes, los niños de la calle, enfermos, las familias que viven en hacimientos, pero no se puede excluir de verlo también en nuestros hermanos que no tienen este mismo dolor y sufrimiento.

La promoción humana como parte integrante de la tarea evangelizadora de la Iglesia en la que los laicos deberán ser especialmente protagonistas debe animar toda la Pastoral Social, la cual debe partir de la fe, la caridad y el compromiso que tienen con Dios. Pero, este compromiso no está enmarcado dentro de una ideología sino de la doctrina del amor que nace de la Sagrada Escritura.

Este anuncio del evangelio y de promoción humana al más necesitado es para nosotros un acto de amor y misericordia que busca remediar con urgencia el sufrimiento de hermano pero otro lado también trata de edificar el reino de Dios, luchando contra egoísmo y el pecado de los hombres, alentando y promoviendo la solidaridad de unos con otros. Es el mismo Señor que nos enseña a no escatimar esfuerzos frente a la maravillosa dignidad de la persona humana, frente al misterio del hombre viviente que es la gloria de Dios, como podemos ver en el pasaje de Buen Samaritano (10, 29-37)

Citas bíblicas para meditar: 1 Pe 4,10-11; Mc 10,45; Gal 6,1-2; 2 Cor 9,7.

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