PONENCIA DE MONS. MIGUEL IRIZAR SOBRE
"LA IGLESIA DEL CALLAO EN ESTADO DE MISIÓN"
Mons. Miguel Irizar Campos, Obispo del Callao, en el marco
del II Encuentro Diocesano de Agentes Pastorales que se realizó en nuestra
diócesis los días 10 al 15 de diciembre del año pasado presentó una ponencia titulada
"La Iglesia del Callao en estado de misión" con la cual daría inicio
a la jornada de reflexión de aquellos días. Tenemos el agrado de poder
presentarla al público con la esperanza de que sirva para ahondar en las
propuestas pastorales de quien es Pastor de la Iglesia en el Callao.
Presentación: El Espíritu, Maestro del Adviento
Nos reunimos hoy en esta casa de las Hijas de María
Auxiliadora que han cumplido ya el centenario de su presencia en nuestra
Diócesis del Callao. Comenzamos el Encuentro en el espíritu y en la actitud
propia del Adviento con María la Madre del Redentor, a las puertas del año 2000
del nacimiento de Jesús, en quien hemos fijado nuestros ojos a lo largo de este
año 1997, primero del trienio de preparación del gran Jubileo.
Esa fué la consigna establecida por S.S. Juan Pablo II para
toda la iglesia en el itinerario del Jubileo del año 2000. En el Callao hemos
iniciado ese caminar en la fiesta de la Epifanía del Señor cuando los convoqué
en la Iglesia Catedral y en la Parroquia de San Pedro Nolasco en Ventanilla en
enero del presente año.
Ahora al abrir el nuevo año cristiano con el Adviento,
entramos en el año litúrgico de 1998 en el que el mismo Santo Padre, en su
carta TMA, nos invita a saber ver y celebrar el protagonismo del Espíritu Santo
en nuestra vida personal y en nuestra comunidad eclesial, local y universal. Es
el año del Espíritu.
Hace dos mil años, fue el Espíritu quien obró en el seno de
la Virgen María la encarnación de Jesús el Salvador. Ahora sigue animando y haciendo
fecunda a la Iglesia de Jesús. No sólo a través del sacramento de la
Confirmación, sino en toda la vida cristiana, es el Espíritu quien actúa, él da
vida a la lectura bíblica, convirtiéndola de "escritura" en
"palabra viva"; nos hace orar y decir "Abbá, Padre"; da
eficacia vital a todos los sacramentos; inspira todos los movimientos e
iniciativas de la Iglesia y del mundo; comunica toda verdad y todo amor....
El nuevo año nos invita, pues, a hacer este esfuerzo para
saber descubrir y transmitir a otros la acción del Espíritu. Es una clave que
nos llenará de alegría y esperanza, y dará sentido a nuestra vida personal y
comunitaria.
Les recomiendo la lectura y estudio del Catecismo de la
Iglesia Católica, particularmente del capítulo tercero, dedicado al artículo
del Credo en que confesamos: "creo en el Espíritu Santo" y se nos
recuerda la presencia permanente y santificadora del Espíritu Santo en la
Sagrada Escritura, en la Liturgia y en los Sacramentos.
Durante este Encuentro entregaré algunos ejemplares de la
Síntesis del nuevo Catecismo, de la Editorial BAC que lleva por título
"Esta es la fe de la Iglesia", que anteriormente entregué a todos los
párrocos del Callao y a algunos responsables de los movimientos laicales. Ahí
tenéis el resumen de nuestra fe, la fe de la Iglesia que todos nos gloriamos de
profesar y que renovamos cada domingo y en la celebración de los sacramentos
del bautismo y de la confirmación.
Este año revisaremos a nivel diocesano la Pastoral de la
Confirmación, lo que incluye:
El programa catequético que se lleva en las parroquias en la
formación de los confirmandos, lo mismo que en los colegios.
Selección, formación y calificación de los catequistas
responsables del programa.
El rito mismo de la celebración del Sacramento de la
Confirmación.
El seguimiento de los confirmados y su inserción y
participación en los grupos parroquiales y/o en los movimientos.
1. El Sínodo de América
Nuestro Encuentro Diocesano coincide con la etapa final del
Sínodo de América convocado y presidido por el Santo Padre, Juan Pablo II bajo
el lema propuesto por él mismo: "Encuentro con Jesucristo vivo, camino
para la conversión, la comunión y la solidaridad en América".
Recordareis que en un primer momento a fines del 96 yo les
envié a los párrocos y a los movimientos los llamados "lineamenta" o
lineamientos para la preparación y consulta para ese Sínodo del continente
Americano.
Tenemos que reconocer que nuestro aporte diocesano fue
relativamente pobre y bastante disperso.
Por nuestra parte, los obispos trabajamos posteriormente un
documento final como aporte de la Conferencia Episcopal Peruana al mencionado
Sínodo. Nuestros hermanos obispos delegados al Sínodo de América habrán
ampliado cada uno con su propio estilo y mensaje la visión y el parecer de los
miembros de la Iglesia que está en el Perú.
No puedo ahora detallar cómo ha sido la marcha del Sínodo
durante estas semanas en Roma, por cuanto las informaciones que nos llegan son
siempre parciales y no es fácil seguir de fuera lo que ocurre tanto en el aula
sinodal como en los grupos lingüísticos de trabajo, hasta llegar en un esfuerzo
colegial de todos los obispos sinodales, a las propuestas finales que estarán
entregando estos días al Santo Padre, que luego culminarán en la exhortación
que el propio Papa suele hacer con su peculiar carisma y autoridad como sucesor
de Pedro que preside la Iglesia en la caridad.
Seguramente, lo primero que recibiremos los próximos días,
será el mensaje del Sínodo de América a nuestra Iglesia del continente y a la
Iglesia universal. Oremos todos estos días, como lo venimos haciendo, así lo
espero, por los frutos de este Sínodo de América que orientará la acción pastoral
de nuestras Iglesias en todo el continente americano durante los próximos años
y al inicio esperanzador del tercer milenio.
Pero no nos olvidemos que es el Espíritu Santo quien conduce
y anima a su Iglesia, El es el autor principal, aunque invisible, de toda la
acción evangelizadora, santificadora y misionera de la Iglesia de Jesús, por lo
que suplicamos al Padre que realice hoy en nuestra Iglesia de América las
maravillas que hizo al comienzo de la predicación apostólica.
2. Fuerza oculta de la Misión
¿Recuerdan este titular de mi reciente Carta Pastoral?
En el año centenario de la muerte de Santa Teresita de
Lisieux, patrona de las misiones junto con San Francisco Javier , "tenemos
que recuperar - como lo expresé en la homilía de entrada como Obispo del Callao
en 1995 - el misterioso y fecundo rostro de la vida contemplativa, a la que yo
definiría como la fuerza oculta de la Misión". (Homilía 1-10-95)
Mis largos años de Obispo misionero en nuestra selva peruana
me llevaron a este singular descubrimiento de las potencialidades de las
religiosas de vida contemplativa que han sido para mí el mejor regalo del Señor
al Vicariato Apostólico de Yurimaguas.
El año 1982, en mi visita al Santo Padre Juan Pablo II, le
imploré una especial bendición para el proyecto de fundación del primer
Monasterio de Carmelitas Descalzas en nuestra Iglesia de la Selva. El Santo
Padre con especial énfasis me expresó: "Hágalo; ellas serán el pararrayos
y la fuerza mayor de su misión". Y así fue. Hoy en ese Monasterio han
ingresado y profesado más de quince jóvenes de la región. Y esa comunidad
Carmelitana se ha convertido en el mejor apoyo y fuerza que anima la actividad
de nuestros misioneros que son conscientes, como lo somos todos los pastores de
la Iglesia, que es el Espíritu Santo el que guía, fecunda y anima nuestra
acción misionera.
Como comentario a mi propia carta y en el año del Espíritu
Santo que hemos iniciado, tenemos que reconocer y tomar conciencia de un hecho
básico. No hay evangelización si no hay experiencia del Espíritu. Y no habrá
nueva Evangelización si no arranca de una nueva experiencia Pascual. Y no habrá
evangelización sino hay Pentecostés en nuestra vida personal y en la comunidad
viva de nuestra Iglesia. La nueva evangelización solo nacerá de una experiencia
del Espíritu.
3. Mi carta pastoral: "Enviado a dar la buena
noticia"
En el I Encuentro Diocesano del pasado mes de junio les hice
algunas preguntas sobre la acogida y lectura de la Exhortación "Tertio
Millenio Adveniente" y de la Homilía que pronuncié con motivo de la
Epifanía en la apertura del trienio de preparación. Reitero algunas de esas
preguntas:
¿Se han planteado algo nuevo en su vida personal y apostólica
y en la pastoral parroquial con motivo del Jubileo del Año 2000?
¿Se han tomado algunas iniciativas concretas?
Pasados algunos meses de la publicación de mi primera carta
pastoral les pregunto si la han leído, si la han expuesto los párrocos al
pueblo de Dios en las misas dominicales o en otros momentos.
Dentro de esta intervención haré nuevos planteamientos de mi
carta y sugeriré algunas preguntas sobre el contenido de la misma para los
grupos de trabajo que están programados.
Como Padre y Pastor de todos ustedes a los que sirvo como
siervo de Jesús, quiero decirles que esa carta pastoral no fue preparada en una
oficina de pastoral ni en grupos especiales de trabajo y de consulta, cosa que
puede y debe realizar a veces el Obispo.
En esta ocasión esa carta es el fruto de una larga y serena
reflexión y meditación hecha por mí ante el Señor Jesús, Obispo y Pastor de
nuestras almas y nace espontánea y progresivamente del corazón de un sacerdote
y de un Pastor a quien el Señor ha confiado el cuidado pastoral de esta porción
de la Iglesia que está en el Callao, como antes en Yurimaguas.
La redacción final de ese texto tuvo muchas y sucesivas
enmiendas y correcciones antes de su definitiva publicación y entrega a todos
los miembros de nuestra Iglesia diocesana. Creo que fueron como siete o más,
las ediciones que yo mismo hacía y rehacía y que finalmente entregué a un
preclaro lector y corrector, que es un presbítero de esta Diócesis.
Mi carta pastoral tiene por tanto un mensaje y un estilo más
bien pastoral y hasta testimonial. Creo que en esto se diferencia de las
usuales cartas pastorales que hacen los Obispos.
Puedo confesarles que para ello me inspiré en la Carta que el
Santo Padre nos dirigiera con ocasión del Jubileo de sus bodas de oro
sacerdotales y en los libros-testimonio de Juan Pablo II: "Don y
Misterio" y "Cruzando el umbral de la esperanza".
Creo que esta forma de trasmitir sincera y llanamente lo que
el Señor ha hecho en nuestra vida sacerdotal o episcopal, nos acerca al
misterio del don de nuestra vocación sacerdotal y al mismo tiempo nos hace
compartir con otros hermanos el gozo de nuestro ser y hacer marcado por la
amorosa predilección del Señor que nos ha mirado con ojos de misericordia y de
amistad. Aquí podría cantar el canto de mi paisano Gabaraín: "Tú me has
mirado a los ojos ...."
Quiero citar aquí uno de esos testimonios personales que
ustedes han leído en mi carta pastoral (pág. 4) "El signo de María ha sido
constante con su presencia y acompañamiento maternal en mi camino vocacional
como religioso, como sacerdote y como Obispo. Todos los lugares de mi servicio
pastoral han estado marcados por la presencia de María: Aránzazu, Angosto,
Lourdes, Virgen del Pilar, Virgen de las Nieves y ahora Virgen del Carmen de la
Legua en el Callao".
Los dos primeros capítulos de mi carta pastoral tienen ese
acento testimonial que he querido ofrecer especialmente a todos los
seminaristas de la Diócesis del Callao y aquellos jóvenes del Callao a cuyo
corazón el Señor ya está llamando: "Mira que estoy a la puerta y llamo; si
alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él
conmigo" (Ap 3, 20)
Con especial cariño y respeto he hecho una memoria del gran
pastor de nuestra Iglesia peruana, el Cardenal Juan Landázuri Ricketts:
"Así, el 25 de julio de ese mismo año, en la fiesta del Apóstol Santiago,
el Card. Agnello Rossi Prefecto de la Congregación de la Evangelización de los
Pueblos, me imponía las manos y me confería la plenitud del sacerdocio,
agregándome al Colegio Episcopal. En mis planes iniciales era el Card.
Landázuri quien debía consagrarme Obispo. Pero la llegada inesperada del Card.
Rossi a Lima por esas fechas cambió el programa previsto.
Y todavía en mi recuerdo dedico una nota más intima y
familiar a mi tío, el P. Luis -Pasionista- : "En los caminos de Dios, se
agrega otra circunstancia de especial significación para mí, la que considero
un nuevo detalle de la delicadeza del Señor. Esos años, mi tío el P. Luis
Irizar, pasionista, era Párroco de la Virgen del Pilar de San Isidro en Lima.
Fue él quien con detalle y afecto preparó y dirigió el rito y la ceremonia de
mi ordenación episcopal". (ib)
Y es por eso que concluyo esas primeras páginas de mi carta
con un estallido espontáneo de gozo: "Aquí podría entonar con profundo
regocijo ese canto que tantas veces he cantado en mi vida: " qué detalle
Señor has tenido conmigo...". Y son tantos los detalles que el buen Dios
ha tenido conmigo a lo largo de estos 25 años de servicio episcopal, tanto en
Yurimaguas como en el Callao, que les invito a cuantos me conocen, a cantar
conmigo el próximo día 25 de julio un vibrante "Te Deum laudamus... A Ti
Señor, te alabamos". (ib.)
Ahora sí va mi primera pregunta para todos ustedes,
inspirándome en el titular de mi carta pastoral : "El Señor me ha
llamado". Sería bueno que se preguntaran sobre su encuentro con el Señor.
¿Cómo apareció el Señor en su historia personal de laicos, religiosos o
sacerdotes?
Recuerden los momentos más importantes de ese encuentro y de
esa experiencia vocacional. Les sugiero que se pregunten como me pregunté yo:
¿Cuáles son los detalles que ha tenido el buen Dios con cada uno de ustedes en
sus vidas y en su servicio?.
Cuéntenlos y les ruego que de ser posible nos lo comuniquen.
La parte testimonial de mi caminar como creyente, vuelve a
aparecer en otros momentos de mi carta, particularmente en mi larga experiencia
de misionero en la Selva, que ha marcado definitivamente mi vida como Obispo y
Pastor. Es así como se entiende y comprende mi sentir y palpitar de misionero,
mi apertura a la Misión Universal y mi deseo de cooperación a una misión
concreta que la he concretizado en el Vicariato Apostólico de Yurimaguas, cuyo
titular y patrón es un santo joven Pasionista: San Gabriel de la Virgen
Dolorosa.
Sobre todo resalto siempre mi emocionado recuerdo de las
religiosas Carmelitas de Yurimaguas. Recuerdo que: "Al llegar al Callao en
1989 yo expresé mi deseo de contar con un Monasterio de Vida Contemplativa. La
historia religiosa de este pueblo chalaco está vinculado amorosamente a la
presencia maternal de la Virgen del Carmen de la Legua, patrona del
Callao".
Y el Monasterio de las Madres Carmelitas será pronto una
realidad. Les pido que todos ustedes, clero y fieles del Callao, me acompañen
en la realización de este buen propósito.
Aunque no he puesto la primera piedra en la fecha señalada,
el proyecto va caminando felizmente, tanto en la parte de diseño arquitectónico,
como financiero.
Mientras tanto, he hecho mi solicitud formal a la
Congregación de Vida Consagrada en Roma para la fundación del Monasterio.
Providencialmente el actual Secretario General de este dicasterio romano es un
Obispo Pasionista, hermano y amigo mío.
Y el pasado día 8, solemnidad de la Inmaculada Concepción, en
el Capítulo tenido en el Monasterio de San José de las Madres Carmelitas de
Yurimaguas, ya han sido designadas las siete religiosas fundadoras que
constituirán la primera comunidad Carmelita del Monasterio que dedicaremos a la
Sagrada Familia de Jesús, María y José. Ahí irá la obra escultórica de la
Sagrada Familia que me ha acompañado los ocho años que llevo en el Callao y que
muchos de ustedes la han contemplado en la Capilla de mi casa.
Pasemos ahora de lo testimonial a algunos otros aspectos y
mensajes de mi carta pastoral.
4. Iglesia del Callao en estado de Misión
Durante bastante tiempo, "las misiones" se han
entendido de alguna manera simple o reducida. Unas iglesias ubicadas en
regiones totalmente cristianizadas envían personal misionero y ayuda económica
para que en otras regiones paganas, o no
suficientemente cristianizadas se pueda anunciar el
evangelio. A eso llamamos propiamente "Misiones". Los territorios de
misión generalmente están confiados a Institutos Religiosos o a Asociaciones
Misioneras y dependen de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos
(C.P., pág. 3)
Hoy, sin embargo, estamos entrando en una situación nueva. En
nuestros países fundamentalmente cristianos, ha ido creciendo de manera notable
la indiferencia y la increencia religiosa. Son muchos los que han abandonado la
práctica religiosa y se han alejado de la Iglesia. Por otra parte, la familia,
la escuela, la parroquia, no logran transmitir una fe viva y estable a las
nuevas generaciones. La fe de muchos se desintegra y se diluye. No es extraño
que, poco a poco, por todas partes se esté tomando conciencia de la necesidad
de una "nueva evangelización" (J. A. Pagola: "El misionero en el
contexto eclesial de la nueva evangelización).
Desde mi experiencia de Obispo misionero en la Selva sé lo
que significa la implantación de la Iglesia en un territorio de misión, como lo
expresé en mi primera homilía en la toma de posesión como Obispo Coadjutor de
esta Diócesis en 1989: "El anuncio del Evangelio de Jesús y la
implantación y edificación de la Iglesia en un territorio de Misión, tiene
naturalmente características y condicionamientos peculiares, como lo he
experimentado durante los 17 años de mi servicio misionero en el Vicariato
Apostólico de Yurimaguas, confiado a mi Congregación Pasionista en 1921".
Está claro que la Diócesis del Callao no es pues un
territorio de misión, sino una Iglesia particular diocesana constituida como
tal el año de 1967, desmembrada de la Arquidiócesis de Lima y que cuenta con
clero propio y unos recursos humanos y eclesiales considerables aunque nunca
suficientes.
Fue en mi homilía del 89 que yo utilicé por primera vez este
concepto, aunque no el mismo término : "vengo de una Iglesia en territorio
de Misión a una Iglesia que está en "situación de misión", que
reclama de todos nosotros ponernos también en actitud misionera, con el
dinamismo propio y el espíritu de los misioneros que tratan de implantar la
Iglesia en un territorio de Misión.
Es esta realidad o situación eclesial y social que estamos
ahora investigando y que yo considero y califico como «Iglesia en estado de
Misión»:
"En diferentes momentos, desde el inicio de mi servicio
episcopal en esta Iglesia del Callao, he declarado que estamos como en estado
de misión.
He exhortado a los párrocos a ser más creativos y dinámicos
en la obra de la evangelización y de la catequesis, que no puede quedar
circunscripta a los fieles que ordinariamente acuden a nuestras iglesias y
Parroquias.
Les he instado a iniciar, lo que he denominado operación
"contacto" con la gran mayoría de los fieles cristianos, cuya
vinculación con la Iglesia es sumamente débil y precaria, y los he retado a
tocar las puertas de todas las familias chalacas anunciándoles a Cristo y
poniéndolas en contacto y en comunión con su Iglesia.
Como vuestro Pastor y padre, convoco a todos a trabajar
conjuntamente en espíritu de comunión y fraternidad agradecidos a Dios por el
carisma recibido por cada uno y a su vez abriéndonos a las bondades de los carismas
recibidos por los demás.
En este compromiso de evangelización con miras al Tercer
Milenio, estamos avanzando en la investigación de la realidad socio-religiosa
de la Diócesis del Callao, que nos acercará a la situación real de nuestro
pueblo y nos planteará los grandes retos y desafíos pastorales que tenemos que
afrontar. Este estudio lo hemos encomendado al Departamento de Ciencias
Sociales de la Pontificia Universidad Católica del Perú, bajo nuestra
supervisión". (C.P., pág. 12-13)
Concluyo estas reflexiones de mi carta con esta afirmación:
"La Iglesia del Callao quiere ser Misionera hacia adentro y hacia afuera.
La Misión "ad gentes" será un constante reactivo para nuestros
sacerdotes y para nuestros laicos". (ib.)
En el espíritu del Concilio Vaticano II y de la Redemptoris
Missio hay que afirmar que una Iglesia local no se puede desentender de su
responsabilidad en la evangelización universal y de la misión "ad
gentes".
Por una parte, hemos de promover la "nueva
evangelización" entre nosotros, dirigida a despertar la fe en aquellos
que, habiendo sido bautizados y habiendo conocido de alguna manera a Cristo,
hoy le dan la espalda o no se reconocen como miembros de la Iglesia. Pero este
impulso de la "nueva evangelización" no nos ha de llevar al olvido de
la evangelización "ad gentes" que tiene como destinatarios "a
los pueblos o grupos humanos que todavía no creen en Cristo" o donde la
Iglesia "no ha arraigado" todavía . (RM, 34)
Resumiendo esta parte de mi reflexión adelanto a modo de
conclusión:
No hay oposición entre la dinámica de la "nueva
evangelización" en nuestra diócesis y nuestra preocupación por la
evangelización universal. Al contrario, el impulso de la "nueva
evangelización", nos ayudará a despertar nuestra responsabilidad por
comunicar la Buena Noticia de Dios a todo hombre y a todo pueblo; por otra
parte, la apertura a los "países de misión" nos sensibilizará y
despertará nuestra vocación misionera y evangelizadora en medio de esta
sociedad.
En este contexto, nuestro reciente compromiso misionero con
la Iglesia que está en Yurimaguas y el envío de nuestros sacerdotes adquiere un
relieve y unos rasgos que enriquecen de manera significativa a nuestra Iglesia
diocesana. Nuestros misioneros se convierten en "signo viviente" de
esa comunicación misionera entre ambas Iglesias hermanas. Su vocación y su
trabajo misionero los convierte en puente entre las Iglesias. El misionero es
"enviado" por la Iglesia de origen a "tierras de misión",
pero es también "recibido" desde allí, enriquecido por su experiencia
evangelizadora en otra Iglesia.
Aunque todavía estamos al inicio de esta experiencia de
cooperación misionera, el testimonio de nuestros misioneros significa para
nuestra iglesia local un tesoro que hemos de saber valorar. Tenemos que aprender
a dar, pero también a recibir y entre nosotros se da un trueque de dones entre
Yurimaguas y el Callao como he expresado en mi carta pastoral (pág. 25). Al
respecto tengo muy buenas noticias de los sacerdotes Juan Abraham y Roberto a
quienes envié este año a Yurimaguas.
5. La Iglesia al servicio del Evangelio
"Hay que reestructurar las parroquias", decíamos en
nuestra carta. "Y no sólo las parroquias como instancias territoriales y
pastorales tan cuestionables, en la actual cultura y sociedad urbana. Hay que
sensibilizar y revitalizar también los movimientos apostólicos activando todas
las fuerzas vivas de la Iglesia, estableciendo una estrategia pastoral de
evangelización que en muchos casos, comenzará a partir del primer anuncio del
Evangelio". (C.P., pág. 19)
He planteado reiteradamente el cambio de mentalidad de todos
los miembros de nuestra iglesia diocesana : "Iglesia somos todos y sus
necesidades son nuestras" . Pero no todos tenemos los mismos carismas ni
las mismas funciones en la Iglesia.
Por eso he acentuado la primera e intransferible
responsabilidad que tenemos los que hemos sido llamados a ser Pastores del
pueblo de Dios: "Estoy convencido que, si los pastores no entramos en la
nueva dinámica y espíritu evangelizador que el Santo Padre quiere promover en
la Iglesia, los demás miembros, religiosos y laicos, no podrán aportar
plenamente sus capacidades y servicios en este proceso y en este camino de la
Iglesia que avanza hacia el Tercer Milenio. La renovación de nuestra Iglesia
pasa necesariamente por la renovación del clero. Es necesario que todos recordemos
día a día nuestro llamado a la santidad". (C.P., pág. 20 - 21).
Pero agrego a continuación la necesidad de una estrategia
común que hoy podríamos denominar como pastoral globalizada: "Como Obispo
debo promover todos los carismas y todas la fuerzas vivas de nuestra Iglesia:
las comunidades de vida consagrada, los movimientos y las nuevas realidades
eclesiales. Muy especialmente debemos plantearnos la necesidad de contar y
convocar a los laicos, a las familias y especialmente a los jóvenes, que deben
ser protagonistas y actores principales en la tarea evangelizadora y misionera
de la Iglesia del Tercer Milenio".
En este Encuentro quiero recuperar más bien el protagonismo
de los laicos en la misión de la Iglesia, tanto en su interior, como en el seno
de nuestra realidad social que nos interpela seriamente, la que nos será
presentada a través de la investigación socio religiosa que he encomendado a la
Pontificia Universidad Católica: "Desde ahora nos sentimos todos Iglesia
de Jesucristo en el Callao, Iglesia que es comunión para la misión, tanto hacia
adentro como hacia afuera. "IGLESIA SOMOS TODOS Y SUS NECESIDADES SON
NUESTRAS" fue el slogan que lanzamos en la celebración del día de la
Diócesis en julio del pasado año". (C.P., pág. 21)
Todavía más: "Les aseguro que no les dejaré tranquilos o
inactivos a la hora del trabajo y del servicio pastoral y eclesial. Estoy
seguro que este mismo espíritu y dinamismo provocador animará a los párrocos, a
todos los sacerdotes, a los religiosos y religiosas y a los laicos de nuestra
Iglesia Chalaca".
Lo que más urge, hermanos, sacerdotes, religiosos, laicos es
pasar de una mentalidad de iglesia servidora de una porción del pueblo de Dios
más o menos fiel al culto y comprometido con la Iglesia, a una Iglesia más creativa,
dinámica, evangelizadora y misionera como sugiero en mi carta pastoral:
"Aún cuando nuestro pueblo chalaco se considera mayoritariamente católico,
su vinculación, sus formas de participación y comunión con la Iglesia son por
lo general débiles e insuficientes. Por eso, es ahí donde tenemos que cambiar
nuestras estrategias pastorales que tienen que estar mucho más dirigidas hacia
los alejados, hacia aquellos que no llegan por los medios normales a la
Iglesia, al templo, a la parroquia. Tenemos que alentar entonces estas nuevas
formas de evangelización y de presencia cristiana.
Hoy, a las puertas del Tercer Milenio, nos apremia el mandato
de Jesús, de anunciar el evangelio a todos los hombres, a todas las personas,
sobre todo a los más pobres: es realmente un reclamo de los tiempos, es un
signo de los tiempos".(C.P. pag.15)
6. Objetivo de este II Encuentro Diocesano
En mi carta convocatoria he señalado el objetivo de este II
Encuentro Diocesano: "Desde una lectura socio-religiosa de nuestra
realidad eclesial, avanzar en el diseño de un plan extraordinario de
evangelización, en actitud de comunión y en espíritu de misión, camino hacia el
tercer milenio con la participación protagónica de los laicos".
En el itinerario que ha precedido este II Encuentro Diocesano
he señalado algunos hitos y pasos especialmente en la carta pastoral que
estamos comentando.
Pero el Pastor camina con su grey; a veces un poco
adelantado, otras veces algo retrasado haciéndose al ritmo y al paso de sus
ovejas, las que el Señor me ha confiado y a las que me debo.
Estamos caminando, y vamos avanzando hacia un diseño de un
plan extraordinario de evangelización, "en actitud de comunión y en
espíritu de misión, camino hacia el tercer milenio con la participación
protagónica de los laicos".
Cuántas veces escucho decir que necesitamos contar con un
plan global de pastoral en la Diócesis, y es cierto. Pero un plan se puede
diseñar desde una oficina o encargarlo a un grupo de expertos, o mejor se opta
por hacer un plan con más lentitud, pero con más escucha y diálogo de todos los
actores y responsables de la evangelización y de la misión de la Iglesia.
Contando para ello con la participación y creatividad de todos sus miembros,
utilizando todos los recursos existentes, y acogiendo la variedad de carismas
que el espíritu va sembrando generosamente en su Iglesia.
Desde mi experiencia episcopal yo me he decidido por el
segundo procedimiento y es por eso que los he convocado aquí y seguiremos
participando en otros sucesivos encuentros y en una posterior Asamblea
Diocesana más formal y representativa.
Inicié este proceso al encargar a la Pontificia Universidad
Católica la investigación socio religiosa de la Diócesis del Callao. Este es un
proyecto muy pensado y querido por mí, pero bastante aventurado, complejo y
costoso. Estamos ya con los primeros resultados y logros los que nos serán
alcanzados en una primera entrega por los expertos encargados de esta
investigación.
Este proyecto lo soñé hace siete años y lo concreté hace
apenas dos años y lo hemos iniciado el pasado año.
Esperemos la secuencia de esta esperanzadora y particular
experiencia. Desde ya el estudio realizado, el camino andado, los instrumentos
que nos serán entregados son ya parte inicial del plan global de pastoral que
queremos diseñar juntos.
Callao será la primera diócesis dentro de la Arquidiócesis de
Lima en tener un estudio integral de su realidad eclesial y social.
Por eso decimos que el objetivo de este encuentro parte :
"Desde una lectura socio religiosa de nuestra realidad eclesial".
Avancemos pues, "en actitud de comunión y en espíritu de
misión, camino hacia el tercer milenio". Si he acentuado el espíritu de
misión en mis anteriores reflexiones, quiero ahora retomar y destacar lo de
trabajar por el evangelio, con la participación de todos, en actitud de
comunión y en espíritu de misión.
Les digo sinceramente que éste parece el mayor reto para
nuestra conducta y práctica eclesial, tanto en lo personal como en lo
comunitario. Yo se que la comunión es más un don del Señor y acción y fruto del
Espíritu Santo, que logro y realización nuestra.
Pero, esta es la base y la condición indispensable y la señal
distintiva de los servidores del evangelio y de los testigos de Jesús: "En
esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los
otros" (Jn 13, 35)
En mi carta pastoral lo he señalado reiteradamente y es mi
constante mensaje especialmente cuando me dirijo a los presbíteros que son mis
primeros e inmediatos colaboradores en la edificación de la comunidad de la
Iglesia.
A ellos les he dicho en los últimos ejercicios espirituales,
lo mismo que en nuestros retiros mensuales de presbiterio que el mejor regalo
que podían hacerme en mis bodas de plata de ordenación episcopal era la plena
comunión eclesial entre el obispo y los presbíteros y de los presbíteros entre
sí.
En este mismo espíritu los fieles laicos, por ustedes
representados en este Encuentro, deben ser también orientados y conducidos a
esa plena comunión de fe y caridad.
A este respecto debo recordarles algunos criterios necesarios
hoy para lograr la unidad y la comunión en nuestra Iglesia diocesana, criterios
que recientemente manifesté a los miembros de nuestro presbiterio.
Ante todo, quiero que quede claro que los carismas y
movimientos reconocidos y aceptados por nuestro predecesor, Mons. Ricardo
Durand, siguen estando plenamente aceptados y reconocidos por mí y por tanto
están en plena comunión con el Obispo y con la Iglesia universal.
Entre estos carismas y movimientos, además de los Institutos
de Vida Consagrada y asociaciones de vida apostólica que tiene su propio
reconocimiento, están: los Cursillos de Cristiandad, la Legión de María, el
Movimiento de Renovación Carismática, las Comunidades Neocatecumenales, María
en Camino, Movimiento de Vida Cristiana, Koinonía, Movimiento Schönstadt,
Movimiento Sacerdotal Mariano, Movimiento de Trabajadores Cristianos.....
Existen sin duda otras asociaciones de espiritualidad y de
apostolado vinculados o dependientes de Ordenes o Institutos Religiosos que
actúan con su propia personalidad y originalidad en la diócesis del Callao.
Quedan todavía otros grupos, particularmente en el campo de
la pastoral juvenil que actúan también en comunión eclesial, pero cuya forma de
vinculación y de reconocimiento podrán ser progresivamente clarificados.
Ya en mi carta personal que vengo comentando anticipé un
criterio general que de alguna manera unifica todo lo aquí expresado:
"Esto significa que tendremos que procurar la máxima comunión y
coordinación entre todos los sectores de la Iglesia, no contraponiendo carismas
que el Espíritu Santo suscita, sino integrándolos y poniéndolos al servicio de
la comunidad eclesial y como instrumentos de la Nueva Evangelización, de la
promoción humana y de la cultura cristiana". (C.P., pág. 19)
7. Los laicos en nuestra Iglesia y en este Encuentro
Al desglosar el objetivo de este Encuentro llegamos a ustedes
los laicos que son la mayor fuerza de nuestra Iglesia, vayamos pues juntos
camino al tercer milenio con Jesucristo el Señor contando con la participación
protagónica de los laicos.
Inicialmente este encuentro fue pensado por sus iniciadores
como Semana del Laico, como he explicado en la apertura del encuentro. Y les
aseguro que no los he olvidado ni postergado, sino los he convocado y los
convoco especialmente a cumplir su tarea y su misión en la Iglesia y en el
mundo.
Hermanos sacerdotes, párrocos, dejen paso a los laicos pues
ellos tienen su propio lugar, su propio carisma y su propia misión al interior
de la Iglesia y en la sociedad y el mundo en que viven y luchan.
Ellos -los laicos-, son los testigos de Jesús en muchos
lugares, espacios y realidades donde nosotros sacerdotes y religiosos no
estamos ni podemos estar. Ellos garantizan la presencia del Señor en esos
espacios familiares, sociales, culturales, económicos y políticos que deben
evangelizar e impregnar y sazonar con la sal y la luz del Evangelio de Cristo.
No son nuestros competidores, son nuestros mejores colaboradores.
Y son muchos y a caso no los aprovechamos para multiplicar y extender la acción
evangelizadora y pastoral de la Iglesia a cuyo servicio el Señor nos ha puesto
como pastores y animadores de su pueblo sacerdotal, profético y real.
Sé que este tema lo tratará más profundamente en su ponencia
el P. Mateo Pozo.
"Tenemos que alentar entonces esas nuevas formas de
evangelización y de fuerza cristiana" (C.P. pág. 15) en nuestras
parroquias y en nuestra diócesis.
Hablamos especialmente en nuestra carta de la "operación
contacto" : "Les he instado a iniciar, lo que he denominado operación
"contacto" con la gran mayoría de los fieles cristianos, cuya
vinculación con la Iglesia es sumamente débil y precaria, y los he retado a tocar
las puertas de todas las familias chalacas anunciándoles a Cristo y poniéndolas
en contacto y en comunión con su Iglesia.
Estoy invitando a todos los movimientos apostólicos, que
están reconocidos en nuestra Iglesia Diocesana, a ponerse al servicio de esta
acción evangelizadora y misionera, más allá de nuestras estructuras
parroquiales y diocesanas.
A Dios gracias en el Callao contamos con miles de laicos
integrados en diferentes movimientos de evangelización y espiritualidad que
pueden y deben aumentar y vitalizar la capacidad pastoral y misionera de
nuestras parroquias e instituciones pastorales". (pág. 12)
Los últimos días voy recogiendo informes alentadores de
diferentes parroquias y movimientos. Me los han venido a contar como los
apóstoles que referían a Jesús cómo les había ido en sus primeras correrías
apostólicas. Cuéntenme o cuéntennos, cómo les va en sus programas de
evangelización, de misión parroquial, de nueva evangelización, en la visita a
las familias y en la llegada a los alejados de la Iglesia.
Espero con ilusión las experiencias de los grupos
parroquiales y de los representantes de los movimientos apostólicos. Será muy
importante y gratificante para nosotros pastores, escucharlos y animarlos a
hacer de la "operación contacto" un instrumento nuevo de la
evangelización y cuyos usuarios y promotores serán sobre todo, ustedes los
laicos, aunque los sacerdotes y pastores no estamos dispensados de esa práctica
pastoral en las parroquias, en los colegios, en los centros de trabajo y en
todos los ámbitos eclesiales y sociales a los que el Señor nos envía.
8. Enviados a los pobres
"No me olvido de los pobres" es el compromiso con
que cierro mi carta pastoral; es mi compromiso y el de todos ustedes
continuadores de la misión de Jesús el enviado del Padre.
El Jubileo del 2000 proclamado por su Santidad Juan Pablo II
nos convoca a revivir el año de gracia del Señor inaugurado y realizado por
Jesús en Nazaret cuando anuncia que el espíritu del Señor le ha ungido para
anunciar a los pobres la Buena Nueva.
En este seguimiento de Jesús: "Estoy tratando de seguir
el ejemplo y el testimonio de mi benemérito predecesor en la Diócesis del
Callao Mons. Ricardo Durand Florez S.J.. Los pobres están dentro de mi corazón
de Pastor y tienen un lugar preferencial en mis preocupaciones pastorales y
sociales".
Es el Espíritu que está en Jesús quien lo envía a los pobres,
lo unge para establecer en el mundo el Reino de Dios y sus justicia, para
expulsar el mal que oprime y deshumaniza. "El Espíritu del Señor está
sobre mí, porque me ha ungido. Me ha enviado a dar la Buena Noticia a los
pobres" (Lc 4, 18)
Es el mismo espíritu de Jesús el que también hoy nos envía a
los pobres e indefensos como los primeros destinatarios de la evangelización.
Son las víctimas, los agredidos en sus derechos fundamentales, los maltratados
por la vida, los que están pidiendo más que nadie el anuncio y la venido del
Reino de Dios y su justicia .
El Papa Juan Pablo II lo ha recordado con claridad: "La
nueva evangelización no sería auténtica si no siguiera las huellas de Cristo,
que fue enviado a evangelizar a los pobres". Si no hay signos de la Buena
Noticia para los pobres, ¿qué es lo que estamos anunciando y comunicando?
Les recomiendo una vez más el documento de Santo Domingo en
el capítulo II dedicado a la promoción humana, como parte de la nueva
evangelización.
Es por eso que aseguro en mi carta pastoral: " Dentro
del plan global de Pastoral que estamos esbozando en nuestra diócesis, la
pastoral social será uno de los ejes prioritarios de la Nueva Evangelización.
La pastoral del mundo del trabajo, la pastoral penitenciaria, la pastoral de salud,
la pastoral de la infancia... las asumimos con especial interés y preocupación
porque queremos responder desde nuestra misión eclesial a la compleja realidad
social y económica que estamos detectando con la ayuda de los expertos a través
de la investigación socio-religiosa del Callao". (pág. 26-27)
Me comprometo además, a dedicar en fecha próxima una carta
pastoral a la Pastoral Social como parte integrante de la misión evangelizadora
de la Iglesia, ya que estoy totalmente convencido que no podemos proclamar
eficazmente el evangelio a un pueblo creyente si no tomamos en cuenta los
desafíos y retos de la realidad social que lo envuelven y condicionan en su
vida cristiana.
Sin duda muchos de los aportes de la Investigación socio
religiosa que estamos realizando en nuestra Iglesia, como las conclusiones de
este y de otros encuentros diocesanos me aportarán elementos más que
suficientes para esa proyectada carta de pastoral social.
Apunto algunos logros y realizaciones en nuestra pastoral
social: como la Escuela de Líderes Sociales, la capacitación laboral y
profesional dados en los CEOS, la pastoral penitenciaria y de la salud, la
pastoral de la infancia y del mundo del trabajo entre otros, pero sobre todo la
unificación de toda la pastoral social en la que quedará integrada la Caritas
Diocesana en su verdadera dimensión evangelizadora y promotora de la caridad y
de la solidaridad cristiana.
En las ponencias y los paneles de los próximos días se
tratará más específicamente de la acción social de la Iglesia como parte de su
misión evangelizadora.
Para su información les contaré que el pasado 26 de noviembre
he tenido el primer encuentro y diálogo con los empresarios del Callao,
cumpliendo con lo que me había propuesto al inicio de mi servicio episcopal en
el Callao (Confer, C.P. pág. 28)
Concluyo esta ponencia con la reflexión final de mi carta
pastoral: "Desde la propia misión que corresponde a la Iglesia de Jesús,
trataremos con todo empeño y decisión, de acercar esa realidad con frecuencia
conflictiva y contradictoria al proyecto de Dios nuestro Padre que nos envió a
su Hijo Jesucristo para que todos tengamos vida y vida en abundancia".
A modo de ejemplo les anticipo esta sencilla cuestión para
sus grupos de trabajo: ¿Cuáles son las obras de servicio para los pobres y con
los pobres que pensamos realizar en nuestras parroquias en el espíritu del
Jubileo del Año 2000?
Sería bueno que cada comunidad o parroquia piensa en gestos
concretos y en realizaciones específicas, buscando al grupo más pobre, al más
marginado, para tener con ellos un gesto evangélico de misericordia y de
justicia.
Hago mía una original oración del Cardenal Eduardo Pironio
dirigida a nuestra Señora de la Misión.
Virgen de la Buena Nueva:
recibiste la Palabra y la practicaste.
Por eso fuiste feliz y cambió la historia.
Virgen de la misión y del camino,
la que llevó a la casita de Isabel la Salvación
y a los campos de Belén la luz del mundo.
Gracias por haber sido misionera.
Por haber acompañado a Jesús en el silencio
y la obediencia a su Palabra.
Gracias porque tu misión fue hasta la cruz
y hasta el don del Espíritu en Pentecostés.
Allí nació la Iglesia misionera
Virgen de la misión
también nosotros viviremos en misión.
Que toda la Iglesia se renueve en el Espíritu.
Que amemos al Padre y al hermano.
Que seamos pobres y sencillos,
presencia de Jesús y testigos de su Pascua.
Que al entrar en cada casa
comuniquemos la paz,
anunciemos el Reino
y aliviemos a los que sufren.
Que formemos comunidades
orantes, fraternas y misioneras.
Recomiendo esta oración como propia para los
"enviados" para la "operación contacto" que he establecido
en la diócesis.
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